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Sento la tardor a la pell. El sol s’esmerça en brillar i brillar, però ja no escalfa amb la intensitat dels llargs dies d’estiu.
Per aquesta tardor de capvespres ventosos i fulles rogenques que s’embullen pels carrers, projecto sessions de cinema i em plantejo fer un revival de pel·lis que perduren en la memòria i que, de tant en tant, necessito refrescar. La primera, Manhattan. Per què és en blanc i negre? Per què és molt intimista i egocèntrica? O per què no em cansaré de veure-la?
Trobo que hi ha tants moments estel·lars que per triar-ne algun, opto per congelar l’entrada del narrador Mr. Woody Allen tot obsequiant-nos amb espontànies de NY: brillant.
Capítulo uno: Él adoraba la ciudad de Nueva York. La idolatraba fuera de toda proporción. No, digamos que la romantizaba fuera de toda proporción. Mejor. Para él, sin importar qué estación era, ésta aún era una ciudad que existía en blanco y negro, y que latía al son de las melodías de George Gershwin. No, comenzaré de nuevo.
Capítulo uno: Él era muy romántico respecto a Manhattan como lo era con respecto a todo lo demás. Medraba en el ajetreo y bullicio de las multitudes y el tráfico. Para él, Nueva York significaba mujeres bellas y hombres experimentados quienes parecían conocer todos los ángulos. No, no, banal. Muy banal para mi gusto. Intentaré profundizar más.
Capítulo uno: Él adoraba la ciudad de Nueva York. Para él, era una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea. La misma falta de integridad individual que provocaba que tanta gente tomara el camino fácil convertía rápidamente a la ciudad de sus sueños en… No, va a parecer un sermón. Aceptémoslo, quiero vender libros.
Capítulo uno: Él adoraba la ciudad de Nueva York aunque para él, era una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea. Cuán difícil era existir en una sociedad insensibilizada por, música estridente, televisión, delincuencia, basura. Mucho enojo. No quiero sonar enojado.
Capítulo uno: Él era rudo y romántico como la ciudad que amaba. Detrás de sus lentes de armazón negro vivía el poder sexual de un felino. Esto me encanta. Nueva York era su ciudad. Y siempre lo sería.
I la cirereta…
Creo que la esencia del arte es proveer a la gente una manera de abrirse paso, tú sabes, para que puedas ponerte en contacto con sentimientos que ignorabas que tenías.
El talento es suerte. Creo que lo importante en la vida es la valentía.
Ara, m’encanto amb les sortides oblíqües del sol i el seu bany daurat damunt les fulles que vermellegen en complicitat. Ara, m’ensomnio amb les postes extraordinàries on els núvols competeixen ferotges…
d’acord, Manhattan 🙂
Sí, manhattan, forever!